Mision

Nuestra Mision

Creemos que todos los ciudadanos deben elegir a quienes nos gobiernan en los municipios, provincias y la nación, mediante voto directo y secreto. Protegidos por una nueva Constitución que restaure la autonomía de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial; cuya absoluta independencia es la única garantía de una verdadera democracia. Esta constitución debe incluir la premisa ineludible de garantizar el pleno disfrute de todos los derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como derechos adicionales que establezcamos como nación. La constitución debe convertirse en el instrumento legal y moral más preciado de la sociedad. Y si algo debe ser irreversible e irrevocable en su contenido, que sean los valores más altos de participación democrática, respeto por la soberanía ciudadana y la diversidad en todas sus manifestaciones, como garantías eternas para la paz y la fraternidad nacional. Nadie puede estar por encima de la ley ni fuera de su protección.

Una de las características distintivas de cualquier dictadura es que la fuerza política que toma el poder, muchas veces por las armas, se arroga el derecho de vetar a todas las demás, secuestrando el derecho de las personas a decidir entre diferentes propuestas. En Somos+ aspiramos a una sociedad donde las fuerzas políticas estén divididas y equilibradas de la manera más horizontal posible. Garantizando que cada ciudadano, de una forma u otra, tenga un peso en la toma de decisiones. Pero en la práctica, incluso en los países más desarrollados, los partidos son los principales protagonistas del necesario debate político continuo. En este sentido, creemos en la necesidad de una Ley de Partidos Políticos, que instituya el orden y la transparencia desde su creación, campañas, financiamiento y el papel de los partidos en el ejercicio del poder. Una vez que las reglas estén claras, creemos que es el pueblo, y solo el pueblo, quien tiene derecho a dar o retirar la confianza a una persona u organización política, con el único arma necesaria para desarrollar el proceso democrático: el voto. Un acto cívico y de ley, capaz de premiar las buenas ideas y también de eliminar a cualquier marioneta del escenario público.

No puede haber verdadera democracia sin la plena libertad de expresión para todos los ciudadanos. Esta libertad no puede depender de ideologías políticas, creencias religiosas, orientación sexual o condición económica.

La mayor parte de la economía debe ser gestionada por las manos y mentes de todos los ciudadanos, ya sea de forma autónoma o asociada, en las formas y bajo las condiciones que libremente elijan según sus necesidades específicas y la eficiencia de sus empresas. Todo esto debe estar regulado por leyes justas, lógicas y coherentes que sean consistentes con los tiempos actuales, bajo un sistema tributario que fomente el crecimiento, la inversión, la creación de empleo y, al mismo tiempo, dote al país de los recursos necesarios para proporcionar servicios públicos de alta calidad. La economía que necesitamos debe ser capaz de crear condiciones para detener la emigración de los mejores jóvenes, lo que debilita nuestra fuerza intelectual y contribuye al peligroso envejecimiento poblacional. Es necesario establecer legalmente un salario mínimo, calculado tomando en cuenta el concepto de salario real, utilizando un mecanismo flexible que permita su constante adaptación a los cambios en los precios de los productos y servicios disponibles en el mercado.

La educación debe seguir siendo considerada como lo que es: un derecho humano necesario y prioritario. Sin embargo, este proceso debe pensarse de manera universal y con toda la información generada por la humanidad disponible para nuestros estudiantes, sin adoctrinamiento de ningún tipo, sin lealtades a mitos o figuras. La educación debe ser un vehículo que permita a cada individuo liberarse y crecer tanto material como espiritualmente, sin ataduras ideológicas ni intereses de poder. Nuestro lema debe ser: beber de todas las fuentes tomando como base la fuente de nuestra nacionalidad. Por lo tanto, la educación proporcionada por el estado debe ser laica, y tanto la educación proporcionada por el estado como la proporcionada por instituciones religiosas deben respetar la absoluta libertad de enseñar y aprender. La remuneración de maestros y profesores debe estar acorde con la importancia de la educación en cualquier sociedad. Dar dignidad a estos arquitectos del espíritu no solo es una garantía de un futuro mejor, sino también un deber moral de la nación.

El acceso a la salud, al igual que la educación, es un pilar indispensable para los cubanos. Sin embargo, las condiciones precarias en las que nuestros médicos desempeñan su profesión deben cambiar radicalmente, respetándolos con un pago digno por su noble y sacrificada labor. Debe permitirse la existencia de centros de salud privados que, en paralelo, ofrezcan sus servicios como una opción alternativa y también como un aporte importante a la calidad del cuidado que beneficiaría a todos los pacientes. La solidaridad en este campo es una práctica hermosa y necesaria, pero no debe convertirse en un corsé ni en un mecanismo para explotar a nuestros médicos. Estos deben disfrutar de un nivel de vida adecuado gracias a su trabajo dentro de su propio país. Las misiones solidarias no deberían ser un salvavidas en la vida de los médicos.

El deporte en Cuba debe dejar de ser propiedad privada del estado. La situación actual permite que el gobierno y el Partido Comunista manipulen, extorsionen y limiten la proyección internacional de nuestros atletas, con criterios políticos prevaleciendo sobre los genuinos intereses deportivos de los atletas y el pueblo. El deporte amateur y profesional deben coexistir, como en todas las naciones avanzadas, entendiendo que, en esencia, uno no niega al otro.

La información, en la era moderna, se ha convertido casi en un producto de necesidad básica. Nadie debe tener el monopolio absoluto de los medios que producen y difunden contenido informativo. La prensa debe tener un carácter completamente independiente, de modo que su significado, beneficio y éxito dependan únicamente de la credibilidad que tengan para quienes la consumen.

El sector que produce alimentos en Cuba ha sido históricamente uno de los más desfavorecidos. Las familias campesinas, especialmente en las provincias orientales del país, a menudo exhiben patrones de pobreza alarmante que nunca se reflejan en los medios de comunicación. Esta situación obliga a miles de personas a migrar a las ciudades, principalmente saturando la capital y dejando atrás muchos pueblos rurales que alguna vez tuvieron vida, dinamismo y producción. El problema es complejo y profundo, abarcando cuestiones políticas, estructurales, de propiedad y muchos otros eslabones de una cadena de fracasos. Pero hay dos parámetros que reflejan más crudamente lo que sucede en nuestros campos: primero, los precios casi inalcanzables que los escasos productos agrícolas mantienen en el mercado, con una tendencia constante al alza; y segundo, el volumen de alimentos que el país se ve obligado a importar cada año. Somos+ propone un nuevo modelo que devuelva a los campesinos el derecho de decidir sobre su producción, ejerciendo realmente su propiedad sobre la tierra. Nadie desde una cómoda oficina en La Habana debería dictar a nuestros agricultores qué sembrar, dónde, ni cuánto deben vender sus productos.

El ejército cubano no se limita a ser una institución armada con la responsabilidad constitucional de proteger el país. Es un pulpo gigante con innumerables tentáculos que intervienen y se apoderan prácticamente de todo, incluso de nuestras conciencias. No es posible hablar de un recurso o proceso que esté fuera de ese alcance, ya sea visible o encubierto. Por lo tanto, su alcance excesivo es, por naturaleza, perjudicial para la economía y la libertad. Un pequeño país subdesarrollado debería necesitar lo contrario, un ejército pequeño, pero moderno, efectivo y muy profesional. Con oficiales bien pagados que se formen bajo la lealtad y el respeto a la constitución, las leyes y las instituciones democráticas. Un ejército que sea garante de la paz del pueblo y no una guardia personal de unas pocas familias. De hecho, nuestro objetivo debería ser no necesitar un ejército y destinar todo ese extraordinario capital material y humano al desarrollo del país en esferas más productivas y edificantes.

Esta institución militar es el centro más importante y estratégico del gobierno para la preservación del poder. Su penetración hacia el corazón de la sociedad no conoce límites legales ni morales. Todo es válido cuando se trata de defender al gobierno, independientemente de los que caigan en el camino, los sueños rotos, las familias mutiladas, el sufrimiento, la frustración, las lágrimas o el luto de aquellos que no han entendido que este juego ya no trata de ideologías o proyectos de construcción social, sino de intereses económicos, la dominación de unos sobre otros y la enfermedad inevitable que produce el exceso de poder. Somos+ cree que, para lograr un futuro de tranquilidad y confianza, es obligatorio que el Ministerio del Interior sea reconstruido sobre nuevas bases. Este ministerio debería acompañar y proteger al pueblo, todo el pueblo, en su cotidianidad democrática, plural y participativa. Deben desaparecer por completo todas esas actividades represivas fantasmales que secuestran libertades y amordazan las lenguas disidentes. El peor deshonor que puede recaer sobre un militar en servicio es la mancha de sangre de un compatriota.

Hoy, las organizaciones de masas en Cuba son brazos ideológicos de su gobierno, cuyo verdadero propósito es controlar y manipular a grandes sectores. El Partido Comunista financia y capacita a los líderes de estas estructuras. De tal manera que, la mayoría de las veces, actúan promoviendo políticas gubernamentales, incluso cuando estas van en contra de aquellos a quienes están destinadas a representar. Somos+ promueve que las organizaciones que surjan de la sociedad deben ser el resultado de la voluntad espontánea de sus miembros para defender sus derechos e intereses, especialmente los sindicatos.

El cuidado y la conservación de nuestro patrimonio natural y la necesaria armonía entre el desarrollo humano y su interacción con el medio ambiente deben convertirse no solo en un estado natural de conciencia, sino en ley viva y prioridad absoluta en nuestras prácticas en todos los ámbitos. En el caso específico de los animales, Cuba requiere urgentemente leyes que los protejan de la irresponsabilidad y el maltrato al que son sometidos diariamente ante nuestros ojos. En este sentido, paralelo al aspecto legal, es vital apoyar la emergencia y desarrollo de asociaciones independientes, clubes y movimientos que lideren las iniciativas necesarias en todo el país. Difícilmente se puede ser humanista y no ser defensor de los animales. La sensibilidad no admite excepciones.

La conexión masiva y de alta velocidad a la red mundial es vital para una sociedad que aspira al crecimiento económico, científico y cultural de sus miembros. En Cuba, el principal obstáculo que enfrenta Internet es el temor del gobierno a perder el control total que hasta hoy ejerce sobre el pueblo a través de los medios de comunicación masiva. Somos+ rechaza enérgicamente esta política y tiene como uno de sus principales objetivos garantizar que todos los cubanos puedan ejercer su legítimo derecho a conectarse con el resto del planeta. Internet, la red de redes, no es "un caballo salvaje que debe ser domado", como una vez dijo alguien del liderazgo histórico de nuestro país. Internet es una fuente inagotable de conocimiento y un espacio genuino de confrontación de los criterios más diversos. La desconexión prolongada de Internet causa un daño monstruoso a nuestra sociedad, que se sentirá durante años después de que Internet sea una realidad para todos los cubanos.

Somos+ será dirigido por un consejo de cinco miembros más un secretario. Solo uno de ellos puede residir en el extranjero y representar a la emigración dentro del consejo. Durante el primer año después de la publicación de este aviso, se designará un Consejo Fundador, cuya responsabilidad principal será sentar las bases para llevar a cabo la primera elección. Este consejo enfrentará el desafío inicial de organizar y fortalecer el movimiento. Una vez programadas las elecciones, todos los miembros tienen derecho a postularse para cualquiera de las responsabilidades del consejo.

En Somos+ no pretendemos ser los dueños absolutos de la verdad, por lo tanto, defendemos el derecho de todos los individuos, organizaciones, movimientos y partidos a expresar y ejercer una participación política activa, a favor o en contra de nuestras ideas y propuestas. Creemos que el rescate de la decencia política no solo es un signo de civismo y cultura, sino una necesidad vital para el desarrollo del país con la participación de todos. Somos+ reúne a personas con ideas, no contratamos ni compramos intenciones. El único incentivo que nuestro movimiento puede ofrecer a sus miembros es la capacidad de crecer como seres humanos y la satisfacción de luchar juntos por un presente y un futuro mejor. Quien busque algo diferente, está buscando en el lugar equivocado. Como regla, no favorecemos la concesión de visas para emigrar a través de refugiados políticos. Aunque, excepcionalmente, puede suceder que veamos la necesidad de apelar a ese derecho, no lo promovemos. Relación con los residentes en el extranjero Hoy en día, el número de cubanos que viven en el extranjero es mayor que la población total de varias provincias. Esta diáspora, activa y en crecimiento, está compuesta por hombres y mujeres de todos los estratos sociales, de todas las profesiones, religiones y tendencias políticas. Se podría decir incluso que hablamos de una Cuba en menor escala, formada por miembros de todas las familias a lo largo de la isla. Al igual que un bodeguero en un barrio pobre podría tener un familiar en el extranjero, un alto dirigente del Partido Comunista Cubano también podría tenerlo. Sería, por tanto, un engaño y un fraude intolerable no considerar a los residentes en el extranjero por lo que son: cubanos como tú y como yo, con todos los derechos y, por qué no, con todos los deberes que tenemos frente a la reconstrucción del país. Somos+ reconoce estos derechos y cuenta con todos aquellos jóvenes de corazón para integrar sus filas, siempre que compartamos el mismo espíritu de sanar, crecer y construir.

Contribuir con su ejemplo y acciones al buen estado de la organización. Hacer el mayor esfuerzo por formarse adecuadamente. Practicar el respeto y la tolerancia hacia cualquier persona con ideas políticas diferentes, así como hacia funcionarios y autoridades de cualquier rango o institución en el país, esperando siempre recibir un trato recíproco. Pagar la cuota mensual voluntaria.

Recibir información regular sobre las actividades del movimiento, así como un informe completo de sus finanzas. Voz y voto para elegir cada tres años al consejo que presidirá el movimiento. Voz y voto para aprobar o desaprobar cualquier cambio en las políticas generales del movimiento, así como en las consultas realizadas para tomar decisiones importantes. Participar de manera absolutamente voluntaria en cualquier acción del movimiento. No cometer ningún delito. No ejercer violencia de ninguna forma. No tener contactos ni actuar en colusión con ningún organismo de inteligencia extranjero o cubano. No solicitar fondos ni actuar en nombre del movimiento para beneficio personal.

Cada miembro contribuirá de forma voluntaria con una cuota de membresía que ayudará a sufragar los costos del movimiento. Donaciones Cualquier persona natural o jurídica puede realizar una donación voluntaria al movimiento -con la aprobación del consejo-, excepto en los siguientes casos: Personas cuyos recursos provengan de actividades ilegales. Personas que, a través de su donación, deseen ejercer presión o influencia política sobre los principios del movimiento. El movimiento podrá organizar actividades públicas y trabajos para recaudar fondos.